La sociedad palestina, que abraza la locura del asesino y los presenta como “modelos a imitar”, es una sociedad enferma. Cuando madres palestinas celebran la muerte de sus hijos como si fuesen mártires, no es de extrañar que dicha locura se convierta en parte de su fe. Una sociedad que honra a asesinos es una sociedad criminal. Un marido violento, Nimar Jamal, fue el asesino de las tres personas en Har Adar. Se trata del último de una larga lista de ...