Inmerso en el dolor ante los ataques terroristas en Barcelona y Cambrils, resulta inviable encauzar el pensamiento a otras cuestiones. Hace trece años fueron Madrid y Leganés los protagonistas. Sólo han cambiado algunos detalles: Daesh en lugar de Al Qaeda, atropellos en lugar de mochilas-bomba, pero los verdugos y las víctimas son las mismas. La infamia yihadista no es justiciera sino oportunista: golpea no por haber hecho nada, sino por ver la oportunidad de hacerlo. Algunos creen que lo hacen ...