Algunos maestros de la Kábala creen que la vida del ser humano o adam trascurre hasta que su sangre o dam expira y la marca de fuego del infinito o alef vuelve al cielo del que procede. Así, entre la inspiración primera y la expiración final, su tiempo cronológico-tan inevitable como aleatorio- recuerda de tanto en tanto-cada siete días, de hecho-, la energía ilimitada del Creador que le dio origen. El no recuerdo, o la vida de todos los días ...