Ser víctima de la Shoa – del Holocausto – no es una condición que se pueda cancelar. La condición de víctima de un hecho consumado - más que documentado y de una magnitud (industrial y burocrática) que no tiene parangón en la historia -, no precisa renovar ninguna credencial y, mucho menos, justificarse y someterse vez tras vez a las pulsiones de odio y destrucción de cualquier Estado u organización que jure y perjure que desea (y que lo hará ...