El hebreo está mucho más presente en la civilización occidental de lo que se suele apreciar. Probablemente el ejemplo más palpable de ello sea la palabra “amén” que, con pequeñas variaciones fonéticas, es utilizada en las liturgias de las tres religiones monoteístas y, de allí, ha pasado al uso lingüístico habitual. En español, por ejemplo, aparte de su significado de “de acuerdo”, “que conste” y el casi notarial “doy fe”, puede expresar el deseo de que lo antes dicho “así ...