El lunes por la noche tuve que ir a Terem, medicina de urgencia, en Jerusalem, acompañando a una persona cercana que se sentía mal. Lo primordial en ese momento era por cierto su salud. Afortunadamente todo terminó bien. Pero me resultó ineludible observar lo que ocurría a nuestro alrededor, o mejor dicho la realidad de la que éramos parte al entrar a la clínica. “El mundo debería ver esto”, pensé enseguida. El mosaico israelí-muy especialmente el de Jerusalem- estaba allí ante mis ...