JERUSALÉN – Cuando Nedal Sader oyó, por primera vez, el crujido provocado por un arma de fuego automático, este viernes por la mañana, no podía creer que proviniera del Monte del Templo. Como musulmán, consideraba el complejo ubicado justo fuera de su apartamento como un lugar sagrado y pacífico. Rezaba allí casi todas las semanas. Pero, como un experimentado testigo de la violencia pasada, él sabía qué los tiros parecían resonar desde las piedras de la ciudad vieja. Terminó de vestirse, ...