A pesar del bombo que la Administración ha dado a la histórica conversación telefónica de 15 minutos entre el presidente Obama y el aparentemente moderado presidente iraní Hasán Ruhaní, de la inminente perspectiva de un compromiso directo con el régimen de Teherán sobre su programa de armamento nuclear, y de todos los demás síntomas de ruhanofilia que invaden Washington, la Casa Blanca asegura que no se dejará engañar por los iraníes. Los aliados de Estados Unidos no se lo creen. El ...