A pesar de que el fenómeno lleva décadas mostrándose en toda su peligrosidad, y a pesar de que ya ha matado a miles de personas, en nuestros fueros, la mayoría de las personas empiezan a descubrirlo. Y, como no podía ser de otra forma, aplican tópicos recurrentes, sacados de viejos manuales revolucionarios, para intentar explicar su intrínseca maldad. "Que la realidad no nos destruya un buen prejuicio", deben pensar, mientras se dan un atracón ...