Un palacio que estaba rodeado de jardines cuyos secretos aún no han sido develados se levantó en la Edad de Hierro en una colina en las afueras de Jerusalén y servía de atalaya para vigilar la ciudad santa. Arqueólogos e historiadores de Israel y Alemania intentan desde hace cinco años desentrañar los misterios que rodean las ruinas del complejo palaciego, que se levantó a finales del siglo VIII a.C. en la zona conocida hoy como ...