Las matanzas contra los ciudadanos occidentales, que comenzaron (“oficialmente”) en Nueva York en el 2001 y que continuaron con su estela sangrienta en Madrid, Londres, París, Bruselas, Berlín, Niza, Manchester y tantos otros lugares, tienen un hilo conductor: el odio de los islamistas más radicales hacia Occidente. En definitiva, la inquina y el desprecio del Islam más brutal, con todas sus arcaicas ideas y retrógrados principios, es hacia la Europa de las libertades, el progreso y los Derechos Humanos. Nos ...