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| domingo noviembre 17, 2024

El boicot es el enemigo de la paz

En un artículo en The Washington Post, Steven Levitsky y Glen Weyl afirman que apoyan el boicot contra Israel por su amor a Israel. Pero uno no puede llegar a un acuerdo de paz apoyando a una campaña que se opone a cualquier acuerdo de paz.


Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

«Cuando decimos fronteras de 1967, sabemos que el objetivo mayor es el fin de Israel… No le digan estas cosas al mundo. Guárdenlas para ustedes»- Abbas Zaki, funcionario de alto rango de la OLP, Al-Jazeera, septiembre de 2011.

«El destino de los musulmanes es matar judíos. La resurrección vendrá sólo después de que los judíos sean asesinados por los musulmanes». – El principal líder religioso de la Autoridad Palestina, el Mufti Muhammad Hussein, enero de 2012.

Podemos seguir. No es Hamas. Son funcionarios de alto rango de la Autoridad Palestina (AP). Cuando casi a diario leemos y escuchamos esta incitación, no nos es sencillo cambiar la opinión pública, a nosotros los israelíes que luchamos por la paz, que estamos dispuestos a hacer concesiones dolorosas.

Desde el sur tenemos a Hamas. Desde el norte tenemos a Hezbollah, y el Estado Islámico se está acercando. Desde el este tenemos a la AP, donde uno de sus funcionarios de alto rango nos dice que, para ellos, las fronteras de 1967 significan el fin de Israel.

Sí, tenemos que luchar por la paz. No podemos permitirnos darnos por vencidos. La paz es necesaria. Pero nada es sencillo.

Para dos Judíos Sionistas que aman a Israel, como se definen a sí mismos, todo es sencillo. Publicaron un artículo apoyando al boicot contra Israel («Somos sionistas de toda la vida. He aquí por qué hemos elegido boicotear a Israel», por Steven Levitsky y Glen Weyl, Washington Post, 23 de octubre de 2015). Para ellos, la realidad, la incitación, la negativa palestina a hacer la paz – no deben ser tomadas en cuenta. Israel es el único jugador en el juego de la culpa. Pero para muchos otros, la realidad debe ser parte de la historia. Así que vamos a enfrentar algunos hechos. 

Podemos suponer que los escritores están muy familiarizados con la campaña de boicot contra Israel, que está activa en muchos campus en Estados Unidos. La campaña tiene metas claras y excelentes oradores. La campaña, pública y abiertamente, no busca un acuerdo de paz o una solución de dos estados para dos pueblos. Uno de los tres objetivos principales de la campaña es el «derecho de retorno», que significa la destrucción de Israel como el hogar nacional del pueblo judío. Esto no es una interpretación. Estos son los explícitos y declarados objetivos de los jefes y voceros de la campaña, como Omar Barghouti y Ali Abunimah, o como el profesor As’ad Abu Khalil, que declara: «El verdadero objetivo de BDS es derribar al Estado de Israel… Eso debe declararse como un objetivo inequívoco. No debe haber ninguna ambigüedad sobre el tema».

Así que es un poco extraño apoyar el derecho de los judíos a un estado y al mismo tiempo apoyar la campaña más importante del mundo que busca la destrucción de este mismo estado.

La principal justificación de los escritores para el boicot es la continuación de la ocupación. En su opinión, esto demuestra que la ocupación no es temporal, sino permanente. Podemos y debemos esperar que los dos autores saben lo que sucedió en las últimas dos décadas.

A finales de 2000, el entonces presidente Clinton presentó parámetros que detallaban la base para un acuerdo de paz: Dos estados para dos pueblos, la retirada israelí del 95 por ciento de los territorios (los bloques de asentamientos incluían sólo un cinco por ciento), la partición de Jerusalén, y una solución al problema de los refugiados.

Israel aceptó el plan. Arafat llegó a Washington para dar la respuesta palestina. Antes de ir a la Casa Blanca, Arafat se reunió con diplomáticos de los estados árabes, encabezados por el embajador saudita príncipe Bandar bin Sultan, quien apoyaba la iniciativa. Al final de la reunión, Bin Sultan le dijo a Arafat: «Si su respuesta es negativa, no será una tragedia. Será un crimen» (The New Yorker, 24 de marzo de 2003). Arafat fue a la Casa Blanca, y cometió un crimen.

Esto sucedió de nuevo en 2008, cuando el entonces primer ministro israelí, Ehud Olmert, presentó una propuesta similar. La respuesta palestina, de nuevo, fue negativa. De acuerdo con Condoleezza Rice, Abbas insistió en el retorno de los «cuatro millones de refugiados», no al estado palestino propuesto, sino al propio Israel.

Mientras tanto, Israel llevó a cabo una retirada unilateral de Gaza. Los palestinos podrían haber aprovechado la oportunidad para promover el bienestar y la prosperidad. Pero, liderados por Hamas, optaron por establecer una industria de la muerte, cohetes, odio, terrorismo. Rechazaron las propuestas de Israel.

Rechazaron la oferta del Cuarteto, que les ofrecía esperanza y enormes inversiones. Eligieron la violencia.

Los dos autores señalan el incremento en el número de colonos. La crítica a los asentamientos está justificada. Pero debe quedar claro: el aumento de la población de colonos se limita, casi en su totalidad, a los que viven en los grandes bloques de asentamientos que permanecerán como parte de Israel de acuerdo con cualquier iniciativa de paz. Pero cuando los hechos básicos no están claros, la impresión es que los asentamientos son un obstáculo para la paz. Los asentamientos son un problema. El gobierno israelí merece críticas. Pero esto no es un obstáculo para la paz.

Los autores citan al presidente israelí, Reuven Rivlin, quien dijo que el control de la Margen Occidental «no es un tema de debate político. Es un hecho básico del sionismo moderno». Bueno, Rivlin apoya la «solución de un estado», apoyada por una pequeña fracción de la derecha ideológica y la izquierda radical. Pero no está claro por qué los autores dan crédito a una persona que ocupa un cargo simbólico y, al mismo tiempo, ignoran la posición oficial israelí presentada, una y otra vez, en todas las negociaciones en los últimos 15 años.

Los autores admiten que Israel «difícilmente es el peor violador de los derechos humanos en el mundo». Incluso admiten que «boicotear a Israel es un doble estándar». Pero ellos se excusan con su amor por Israel.

Este es un argumento interesante. Cuando los que odian exigen un boicot, lo hacen porque niegan el derecho de Israel a existir. Cuando los que aman a Israel lo hacen, asfixian a Israel con su amor. El resultado es el mismo. Pero lo que es más interesante es que no hay movimiento palestino o árabe que demande auto-responsabilidad del liderazgo palestino. Ningún llamado a boicotear a la Autoridad Palestina, aunque una y otra vez los dirigentes palestinos rechazaron cualquier acuerdo basado en la idea de dos estados para dos pueblos. Ningún llamado a boicotear a la Autoridad Palestina a pesar de que efectúan pagos mensuales a los asesinos terroristas de judíos, incluyendo a miembros de Hamas que están en las prisiones. No hay ninguna llamado a un boicot en contra de la AP que continúa financiando la incitación antisemita contra Israel.

Hay algo muy racista sobre la absoluta ausencia de crítica otorgada a la parte palestina, pero crítica obsesiva dirigida contra la parte israelí. El día en que los partidarios de la paz entiendan que la parte palestina tiene alguna responsabilidad; el día en que exijan que los palestinos terminen con la incitación y la financiación del terrorismo – será un mejor día para las perspectivas de paz.

Podemos suponer que los autores tienen buenas intenciones. Se esfuerzan por la paz. Pero su camino está equivocado. No se puede llegar a un acuerdo de paz apoyando una campaña que se opone a cualquier acuerdo de paz. No se puede terminar con la ocupación ignorando el rechazo palestino a la solución de dos estados para dos pueblos. No se puede apoyar una campaña que se opone a la existencia de Israel y afirmar que esto se debe a su amor por Israel.

La paz es el enemigo de la campaña de boicot, y la campaña de boicot es el enemigo de la paz.

Ben-Dror Yemini es columnista principal de Yedioth Ahronoth y el autor de «La Industria de las Mentiras».

http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4716676,00.html

 
Comentarios

For every atom in the universe that is blessed the people of Israel and God of victory will forever.Por cada átomo que existe en el universo sea bendecido el pueblo de Israel y que Dios de le la victoria por siempre.

El boicot del que viene siendo victima Israel, por parte del BDS y demas «ralea»no responde ciertamente a criterios de presion disuasória, sino de puro y llano revanchismo, a poco que ahondemos en las consignas que desde sus promotores se propagan , y luego sus terminales mediaticas se encargan de difundir … asi pues !máscaras fuera!
Hora es ya de decir, que ningun palestino saldrá favorecido del mantenimiento de éste, y que ningun gobierno israeli cederá ante el chantaje que el tal supone …
tensar la cuerda con actos provocativos como lo vienen haciendo los distintos colectivos que apoyan y dan soporte a dicho boicot, en nada favorece a la reanudacion de conversaciones entre las partes, ni el fin de lo que denominan «bloqueo» por parte israeli, y que no pasa de ser un control exaustivo sobre materiales suceptibles de ser utilizados en forma arrojadiza sobre Israel, o sirvan para la fabricacion de ármas …
Israel jamas se ha negado a buscar soluciones negociadas, con sus vecinos «palestinos» en el marco de un cese el fuego incondicional, y desde parámetros realistas y realizables
y …¿Que ha recibido a cambio? ¿cuales han sido sus «interlocutores» desde Arafat hasta hoy?
Núnca existió por parte árabe, voluntad verdadera de alcanzar acuerdos con Israel, digamoslo ya de una vez, tan solo la pretension de dilatar en el tiempo el conflicto, con el fin de desgastar a Israel, debilitando asi su resistencia e imagen pública, al tiempo que procurando deslegitimarlo ante Instancias internacionales …
Lo que los árabes pretenden, como por otra parte queda reflejado en este artículo, es la desaparicion pura y simple del Estado de Israel, no su troceamiento, ante lo cual, poco o nada queda ya con ellos que negociar …

Esos dos despreciables sujetos, “sionistas” que odian a Israel, se auto-odian. Y hacen bien: son basura y deben auto-odiarse.

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