Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
- Hasta ahora, la mayor parte de la actividad anti-boicot ha sido básicamente defensiva. Supone que Israel puede ser reivindicado suministrando información relevante.
- Sin embargo, en relación a los propios activistas anti-Israel, las estrategias defensivas son ineficaces. Estas personas no tienen ninguna intención de ser justas; tratan la información ofrecida en nombre de Israel con burla. Para desalentarlos y ahuyentarlos, hay que utilizar estrategias que caen bajo la rúbrica «¡Esto les dolerá más que a nosotros!»
- Así que hay dos cuestiones principales. ¿Qué actividades son llevadas a cabo mejor por el propio gobierno y cuáles es mejor delegarlas a organizaciones privadas? ¿Y las organizaciones deben especializarse en estrategias particulares o puede que una única organización dada recurra a todas las estrategias disponibles?
Un artículo anterior definió y clasificó diversas estrategias para combatir tanto a los boicots dirigidos contra Israel como otro tipo de actividad hostil. No se discutió, sin embargo, si había cuestiones acerca de quién o qué organismo debería implementar qué estrategias.
Tales cuestiones se han agudizado, ahora que el gobierno israelí ha asignado sustanciales medios para defender a Israel de los boicots. Consideraremos estas cuestiones después de repasar brevemente la gama de estrategias disponibles.
Tipos de Estrategia
Hasta ahora, la mayor parte de la actividad anti-boicot ha sido básicamente defensiva. Supone que Israel puede ser reivindicado suministrando información relevante. Todos ellos se quejan que los activistas anti-Israel tergiversan la realidad, mintiendo u omitiendo hechos relevantes o lo que sea. O se quejan porque hay otros países, evidentemente, que merecen ser objeto de los supuestos cargos, pero solo Israel es elegido para la crítica y el ataque. Ambas estrategias caen bajo el rubro «¡No es justo!» Son tan conocidas que no necesitan de una mayor elaboración aquí.
Por desgracia, este tipo de estrategias son de limitada utilidad: funcionan sólo con instituciones que están obligadas a ser imparciales. Por lo tanto los informes engañosos en los medios de comunicación extranjeros pueden combatirse si esos medios están comprometidos con las normas de información imparcial. Del mismo modo, los gobiernos y parlamentos extranjeros pueden atenerse a los estándares establecidos en su propia legislación. Se está haciendo mucho trabajo excelente en ambos aspectos, frecuentemente por parte de organizaciones que hacen lo máximo con medios limitados (véase la lista en el artículo anterior). Este tipo de trabajo es también esencial para mantener a bordo a los amigos de Israel, reasegurándoles que las acusaciones contra Israel son inmerecidas.
En cuanto a los propios activistas anti-Israel, sin embargo, las estrategias defensivas son ineficaces. Estas personas no tienen ninguna intención de ser justas; tratan la información ofrecida en nombre de Israel con burlas. Para disuadirlos y ahuyentarlos, hay que utilizar estrategias que caen bajo la rúbrica «¡Esto los dañará más que a nosotros!» Hay por lo menos cinco maneras de hacer que este tipo de personas se sientan incómodas e incluso miserables, como veremos. Cuatro de esas estrategias ya se detallaron en el artículo anterior y aquí añadiremos una quinta: Deslegitimación. Repasémoslas, una por una.
1.- Guerra jurídica. Todos estamos familiarizados con la guerra jurídica como el mal uso de la ley para atacar a Israel, tales como intentos de emboscar a funcionarios israelíes con demandas en países extranjeros. Sin embargo, el pionero en el estudio de la guerra jurídica, Charles Dunlap (2001) insistió correctamente en que el término debe ser definido más generalmente como «el uso de la ley en la búsqueda de guerra». Es decir, la guerra jurídica tiene sus usos adecuados, así como sus abusos en contra de Israel. Francia, a pesar de su complicada relación con Israel, merece crédito por haber introducido legislación anti-boicot ya en 2003, bajo la cual varios ataques contra Israel y productos israelíes han sido enjuiciados con éxito. Ahora Estados Unidos, incluyendo muchos estados, y el Reino Unido, han seguido su ejemplo. Pero incluso sin leyes que prohíban específicamente los boicots, las leyes vigentes en muchos países ofrecen la oportunidad de castigar a los activistas anti-Israel, como lo ha mostrado la organización israelí Shurat HaDin.
2.- Contra-Boicots. El artículo anterior dio ejemplos de cómo boicoteadores fueron derrotados rápidamente por un boicot dirigido contra ellos (como, por ejemplo, por clientes de una cadena de supermercados sueca que decidieron no almacenar más productos israelíes). Muy convenientemente, muchas iniciativas de boicot incluyen la publicación de listas completas de personas que se han inscrito en el boicot, informándonos a todos contra quienes tomar represalias. En cuanto a las actividades anti-Israel en los campus, hay una organización, Canary MIssion, que está compilando pacientemente prosopografía (una biografía comparativa) de esos activistas – sean profesores o estudiantes – campus tras campus. Canary Mission no llama abiertamente a hacerles difíciles la vida a estas personas, pero sin duda facilita los contra-boicots. Se ha tomado nota con satisfacción de casos donde los estudiantes decidieron abandonar los grupos anti-Israel y eliminar toda referencia a ellos de sus curriculas, por miedo a dañar sus perspectivas de empleo.
3.- Deslegitimación. ¿Por qué quejarse sólo de la injusta deslegitimación de Israel y los israelíes? Los delincuentes también pueden ser objeto de deslegitimación. De hecho, esta es una estrategia ofensiva que ha sido usada frecuentemente. Por ejemplo, una lista de realizadores cinematográficos llamando al boicot de Israel fue ampliamente ridiculizada por estar constituida principalmente por oscuros técnicos entre bastidores y sólo por dos nombres bien conocidos. (La lista fue, por el contrario, más útil para los propósitos del contra-boicot, porque todas las películas hoy finalizan con las listas de los créditos en las que se incluyen todos esos oscuros individuos). Académicos pueden ser ridiculizados si – como suele ser el caso – pertenecen a instituciones de bajo nivel que emiten diplomas con títulos cómicos; pueden buscarse opiniones desfavorables de sus publicaciones y hacerlas conocer ampliamente. Cuando un artista llama a un boicot cultural contra Israel, se puede confeccionar una lista de artistas mucho más famosos que han actuado en Israel, haciendo que se burlen del detestable individuo como músico acompañante de segundo orden que está desesperado por publicidad. Etcétera.
4.- Desenterrar la Suciedad. Así como el antisemitismo es un síntoma de individuos enfermos, el anti-israelismo es frecuentemente un síntoma de instituciones que están infectadas por la corrupción o incluso en un estado de decadencia terminal. Así que una estrategia, cuando una institución transita una senda anti-israelí, es comenzar a investigar qué otra cosa está mal con la institución y atacarla desde ese ángulo. Si esto se hace con la suficiente frecuencia, además, las instituciones tendrán cuidado y dudarán en convertirse en anti-Israel, en primer lugar, por temor a atraer una atención no deseada.
5.- Auto-Daño. El anti-israelismo no es sólo un síntoma de la declinación de las instituciones, sino que también puede acelerar la declinación. Considérense aquellas iglesias, como la PCUSA, la United Church of Christ y los British Methodists, cuyos tontos liderazgos ha respaldado boicots dirigidos contra Israel. Ya estaban perdiendo miembros año tras año. Ya había fricciones entre parroquias y la alta jerarquía. En lugar de pedirle a sus líderes parroquiales que dejen tranquilo a Israel, les pueden decir: «Vuestra agitación sobre Palestina no les trae ningún beneficio a los palestinos y no afecta a los israelíes; meramente aumenta la disensión en vuestras parroquias y anima a nuevas deserciones Ustedes están envueltos en un puro auto-daño».
Hasta hace poco, la mayor parte de la actividad anti-boicot fue llevada a cabo por iniciativas privadas cuya escasez de fondos era pareja con la incansable devoción a la causa. Este autor visitó recientemente una de esas organizaciones, que ha creado un valioso archivo en Internet y cuyas intervenciones han tenido un impacto real en países extranjeros. Cuando expresó su aprecio por lo mucho logrado en esos locales tan pequeños, se le dijo: «Podríamos mudarnos a una oficina más grande, pero preferimos utilizar el dinero en un investigador adicional».
Todo esto podría ser cambiado por la decisión del Gobierno israelí (junio de 2015) de asignar 100 millones de shekels para combatir los boicots. La organización privada que acabamos de mencionar, por ejemplo, podría hacer nuevas maravillas con una pequeña fracción de esa suma.
Así que hay dos preguntas principales. ¿Qué actividades son llevadas a cabo mejor por el propio gobierno y qué actividades es mejor delegarlas a organizaciones privadas? Y ¿Las organizaciones deberían especializarse en determinadas estrategias o debería una única dada organización recurrir a todas las estrategias disponibles?
La respuesta a la segunda pregunta es muy sencilla: las organizaciones deben especializarse porque ciertas combinaciones de estrategias no pueden llevarse a cabo sin incomodidad. En particular, una misma organización difícilmente puede alegar la injusticia de los boicots y al mismo tiempo seguir la lucha contra-boicots; estas tareas tienen que estar separadas.
Por consiguiente, en particular, los funcionarios públicos no deben estar involucrados en el contra-boicot en absoluto. Por supuesto, tienen derecho a negarse a reunirse con personas involucradas en la actividad anti-Israel y, si el caso es lo suficientemente convincente, denegarles la entrada en el país. Pero estos son derechos de los funcionarios gubernamentales en cualquier lugar.
Esto no significa, sin embargo, que el gobierno no puede fomentar indirectamente la lucha contra-boicots. Por ejemplo, el gobierno puede compilar y publicar datos precisos sobre quién está involucrado en boicots, dejando a otros usen los datos como quieran. En el caso de los supermercados suecos, como señaló el artículo anterior, el Embajador de Israel se limitó a informar todos los locales en su lista de correo, que entonces una organización tomó ese asunto en sus propias manos. Este caso proporciona el modelo.
El gobierno también puede aprender una lección de varios gobiernos europeos, que asignan fondos a organizaciones basadas en la iglesia y humanitarias que, de acuerdo con sus nombres, se dedican a aliviar el hambre, la pobreza y la enfermedad en todo el mundo. Estas organizaciones, como ampliamente ha documentado NGO Monitor, después transfieren inmensas sumas a ONGs que no tienen nada que ver con esos nobles objetivos, sino que agitan políticamente en nombre de los palestinos. Del mismo modo, el dinero del gobierno israelí podría fluir, a través de uno o más recortes, hacia organizaciones que hacen lo que el gobierno debe abstenerse de hacer.
Desenterrar la Suciedad es básicamente un caso similar. Una excepción podría ser si el personal dentro de la entidad hostil se ofreciera a suministrar información a representantes del gobierno. Pero también en este caso, el gobierno puede estar en un terreno más firme si pasa la información a otros que saben cómo explotarla. También puede encontrar maneras de financiar a aquellos que están involucrados en la investigación de los mecanismos internos de las entidades hostiles, ya que cualquier proyecto de este tipo puede requerir un año o más con el fin de averiguar qué está pasando.
El Auto-Daño, por el contrario, es una estrategia que pretende rescatar a una entidad hostil de la autodestrucción abandonando su agenda anti-israelí. Por lo tanto cualquiera puede usarlo y los funcionarios públicos que están bien entrenados en la adopción de posturas hipócritas podrían ser tan buenos en esto como cualquier otro.
La Deslegitimación permite una mayor flexibilidad. Que una persona calumniada responda atacando las credenciales de los calumniadores es frecuentemente considerado como natural. La misma indulgencia se concede a los representantes oficiales de un país difamado.
El punto más importante acerca de la Guerra Jurídica es que es necesariamente cara. Los casos pueden ir a apelación y de allí a un Tribunal Supremo, por lo que pueden durar años acumulando gastos. Pueden ganarse, pero sin derecho a reembolso de las costas. O pueden perderse por un detalle técnico, con las costas otorgadas a los acusados. La guerra jurídica es, pues, eminentemente un asunto de finanzas gubernamentales, porque el gobierno puede afrontar tener pérdidas que llevarían a la quiebra a organizaciones privadas.
Sin embargo, la búsqueda de justicia en los tribunales de un país extranjero es raramente apropiada para el propio gobierno. Tal vez la forma es que el gobierno apoye el presupuesto general de las organizaciones privadas pertinentes sobre la base de condiciones como: una organización debe tener un probado historial de éxito y debe consultar a los abogados del gobierno antes de enjuiciar casos particulares.
El autor desea recibir sugerencias acerca de las estrategias que pueda haber pasado por alto. Pero incluso si hay más, la discusión anterior puede proporcionar suficiente orientación para discernir cómo y por quién mejor serían empleados.
*Malcolm Lowe es un scholar galés especializado en filosofía griega, el Nuevo Testamento y relaciones interreligiosas.
http://www.gatestoneinstitute.org/8070/combating-israel-boycotts
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