La histórica resolución aprobada este viernes por el Bundestag, el Parlamento alemán, declarando al BDS-la organización que llama a boicotear al Estado de Israel- como antisemita, reminiscente de los boicots nazis contra los judíos, es justa, correcta y sumamente simbólica. No deja de ser emotivo hacer comparaciones, recordar que en esa misma Berlín en la que los parlamentarios alemanes votaron contra el boicot al Estado judío, marcharon las hordas nazis del Tercer Reich. No podemos evitar sentir que casi oímos a Hitler vociferar su demente antisemitismo ante la nación más culta de Europa, en camino a la ejecución de los planes destinados al exterminio de la judeidad europea.
Si de superlativos se trata, pues Alemania ha mostrado con esta votación, ser la nación más valiente de Europa occidental. No es poca cosa animarse a enfrentar con la verdad a quienes se presentan como defensores de la libertad y de la causa de “víctimas” palestinas. Recordemos los carteles mentirosos que llevan los defensores del boicot en las manifestaciones contra Israel: “Boycott Israel, Free Palestine”.
La verdad es que cuando los árabes boicotearon la resolución de la ONU que recomendaba partir la Palestina del Mandato Británico en un Estado judío y otro árabe-lanzándose a la guerra contra el recién nacido Israel- no liberaron a nadie de nada, sino que echaron por la borda la puerta abierta a la convivencia en paz. Y siguen las mentiras.
En realidad, los propulsores del boicot a Israel, dicen cada tanto que se oponen a tal o cual política israelí respecto a los palestinos, pero no logran ni disimular su verdadera naturaleza, con los slogans que cantan “From the river to the sea, Palestine will be free”, que en inglés rima y en cualquier idioma suena a oposición a la existencia misma de Israel.
Y negar al pueblo judío el derecho a la autodeterminación en su tierra ancestral, es la dimensión nacional de la negación de los derechos del judío como individuo en su sociedad. Eso es antisemitismo, tal cual declaró el Bundestag.
La otra parte de la resolución, prohibir financiación de organizaciones que apoyan el boicot, es un mensaje clave destinado a frenar fondos cuyo objetivo es diseminar odio. Esos fondos no ayudan en nada a los palestinos sino que intentan bloquear la vida normal de Israel, y son usados en campañas de propaganda llena de odio.
Consideramos que con su resolución, el Bundestag no sólo hizo justicia con Israel, sino que dio un paso en la lucha por una vida normal para los palestinos. Apoyar agendas que demonizan a Israel no ayuda en nada a los palestinos.
Años atrás entrevistamos en Jerusalem al Jacques Stroumsa, conocido como “el violinista de Auschwitz”, sobreviviente de la Shoa, cuyo violín lo salvó una y otra vez de los nazis. Aquel hombre pequeño en altura y enorme de alma, nos contó sobre las conferencias que daba a jóvenes en Alemania. “Ustedes no tienen culpa ninguna por lo que hicieron vuestros abuelos”, les decía. “Pero tienen sí responsabilidad de transmitir la verdad y contar lo sucedido para no permitir que el antisemitismo vuelva a levantar cabeza”.
Desconocemos si alguno de los parlamentarios del Bundestag escuchó alguna vez a Stroumsa. Pero con su resolución fiel a la verdad, aportaron a cumplir con su legado.
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