Durante años me intrigó la palabra hebrea para horizonte, ofek. No sólo porque por su valor numérico, 181, equivale al de la expresión tzoféh, explorador, vidente y hasta profeta, sino también porque todo horizonte es para nosotros un punto de mira, una aspiración e incluso una dilatación. Quien no se propone caminar no tiene horizonte o, mejor dicho, el horizonte atrae el caminar, el desplazarse, el avanzar pese a todas las dificultades con las que uno se encuentra. Ese interés ...