Angustiado, con los ojos enrojecidos de quien lleva días sin dormir, Zevi Agudó, comerciante de Milán, viajó a Florencia para consultar al Rabí Alessandro Luzzato, quien enseñaba en la casa de estudios adjunta a la sinagoga. -Maestro-le dijo-, haga que mi viaje no haya sido en vano, ayúdeme a serenar mi ánimo. -¿Qué es lo que te ocurre, Zevi?-respondió el Rabí Alessandro Luzzato sin dejar de hojear un tomo del Talmud. La Pascua era inminente y cerca de Fiésole se abrían los ...