Durante mucho tiempo pensé, como afirman algunos estudiosos y el sentido común, que el apelativo “marrano” era un término peyorativo que comparaba a estos individuos con los cerdos. Pero resulta que la Real Academia de la Lengua Española invierte el proceso y cifra el origen etimológico de la palabra en el árabe “muharram”: una persona maldita o descomulgada, sucia, desaseada, grosera y sin modales, lo que ha llevado a aplicar esta descripción del anatemizado al cerdo, animal al que consideran ...