Hace mil años nacía una figura imprescindible de la Sefarad más rutilante, pensador y artista. Su vida es un espejo de la obligada errancia a la que se vieron sometidos los judíos de entonces, pese a que algunos pinten la época de dorada: una familia cordobesa que huye de las matanzas y se desplaza durante los años de la infancia de Shlomó Ibn Gabirol a Málaga, para establecerse luego en Zaragoza, de allí ir a refugiarse en Granada de la ...