En 1878, mientras cruzaba la selva en Sumatra, el botánico italiano Odoardo Beccari descubrió la flor más grande que se conoce, el aro gigante llamado en indonesio bunga bangkai o flor cadáver por su temible olor a carne podrida, reclamo para los insectos polinizadores que no hizo retroceder al explorador, quien no olvidaría nunca su primera impresión de la Amorphophallus titanum. Una mezcla de fascinación y rechazo, un sentimiento abismal y al mismo tiempo un éxtasis húmedo. Un orgullo y una ...