David Solway 5 de marzo de 2011 En un pasaje fundamental de Las Diversidades de la Experiencia Religiosa[1], William James asocia el Mal con el concepto de "suciedad". El Mal, dice, es "una irrealidad extraña, un elemento residual, que debe ser descartado y negado, y su mismo recuerdo, si es posible, borrado y olvidado". Es "un elemento enfermo, inferior y excrementoso" que sólo puede ser considerado "tan irrelevante y accidental - tan 'sucio', como si fuera materia fuera de lugar". Recurriendo a la ...