El pasado 25 de octubre, miércoles, a Hezbolá le estalló una protesta callejera de esas que pueden acabar deviniendo descontrolada insurrección popular. Como en aquel Túnez de 2011, el fulminante fue una redada policial contra la venta ambulante que hizo las veces de gota que colma el vaso. No hubo un Mohamed Buazizi que acabara prendiéndose fuego ni una multitud hastiada que transformara la puntual protesta en revolución, pero lo cierto es que se clamó contra el Partido de Dios en su ...