No hace falta ser un brillante estratega político para comprender que los Estados Unidos de América deberían ser, para cualquier otro país, el mejor amigo y el peor enemigo. Pero, tras los acontecimientos de los últimos días, los Estados Unidos de América serán percibidos de una forma bien distinta: “Inofensivos para el enemigo y traicioneros con los amigos”. Son muchos los políticos y diplomáticos responsables de este estado de cosas, así como los sesudos pensadores que se presentan como adalides de la “gobernanza responsable” y aventan ...