Editorial de The Jerusalem Post05.01.2012 Siempre es lamentable cuando se incendian grandes extensiones de reservas naturales. Hasta que se logra alguna regeneración, los restos carbonizados tiran fuerte de nuestras fibras sensibles. Nadie sabe esto mejor que nosotros, los israelíes, ya que en nuestra árida tierra no mucho crece sin cultivo intensivo, protección y esfuerzo. Aquí, difícilmente algún daño puede ser reparado sin un inmenso esfuerzo y educación. Después de haber visto a nuestro hermoso (y para este país casi único) bosque ...