A todos alguna vez nos pasó que un compañero de clase, de trabajo o algún desconocido en la calle nos insultó o defenestró frente a otros por el simple hecho de ser judío, con tanta creatividad que contagia al resto y se conforma una orquesta en la que velozmente se van sumando los participantes. Frente a está situación, aparece una mesada con tres pulsadores: El primero es la reacción más fácil y habitual, acompañar el mal trago con un buen risontón ...