Las piedras importan mucho menos que la vida humana. De eso no tenemos duda alguna. Pero eso no significa que la tergiversación de la historia sobre lo ocurrido entre piedras milenarias, por ejemplo en Jerusalem, no sea peligrosa. Lo es, más que nada, cuando la evidente intención que ni siquiera oculta, es influir en el presente mediante la destrucción de la verdad sobre lo ocurrido en el pasado. Y cuando hay violencia de por medio, el peligro es mayor aún. Ya ...