Ayer fui informada que ya no soy una residente de Israel, como creía. Seis Cortes Supremas de Justicia de los Estados Unidos me informaron que, en lo que a ellos concierne, soy una residente de Jerusalem, punto y aparte. O de Jerusalem, Tierra. Lo que ha sido visto universalmente como la capital del pueblo judío durante 67 (y más de 3.000) años, se transformó súbitamente en Tierra de Nadie, una víctima de quienes preferirían ver a esta ciudad como parte ...