En Tel Aviv hay una estación de taxis donde los conductores, después de tantos años de trabajar juntos, se hicieron amigos, y una vez por mes se reúnen en la casa de alguno de ellos para contarse experiencias. Cierto día uno de los taxistas se paró, pidió silencio y comenzó a contar una anécdota: Esta semana viajaba como de costumbre por Tel Aviv, cuando una persona me pidió viaje. Me detuve, y una vez dentro del coche, el pasajero me resultó muy ...