Un hombre muerto yace tirado en el piso de su baño en un departamento de Puerto Madero, en Buenos Aires, y no descansa en paz. Se ha llevado con él un secreto terrible, un secreto que tiene a un país entero en vilo, al borde del abismo. Qué soledad la de ese fiscal, qué desolación la de Argentina. Porque, incluso en el improbable (no imposible) escenario de que se demostrara la tesis del suicidio, de todas formas la sospecha quedaría instalada, porque no es la primera vez que mueren testigos ...