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| lunes mayo 13, 2024

Imad Mugniyeh y la guerra encubierta de Irán


Puede que Osama ben Laden fuera más famoso, pero probablemente el terrorista más influyente y con más éxito de la época moderna haya sido Imad Mugniyeh. Un muchacho libanés pobre que apareció en escena a comienzos de los años 80 convertido en terrorista prodigio. Trabajó para la organización que, posteriormente, se convertiría en Hezbolá, y colaboró estrechamente con la Fuerza Quds iraní; fue considerado responsable de los atentados más destacados de los años 80 y 90, entre ellos el de la embajada estadounidense en Beirut en 1983 (en el que murieron 63 personas); el ataque –en esa misma ciudad– contra el cuartel de los marines, también en 1983 (con un saldo de 241 muertos); la tortura y asesinato de William Buckley, jefe de la delegación de la CIA en Beirut, en 1984; el secuestro en 1985 del vuelo 847 de la TWA y el asesinato de un buzo de la Armada que iba a bordo del avión; el atentado suicida contra la embajada israelí en Buenos Aires en 1992 (29 muertos); el atentado contra el centro comunitario judío de la capital argentina en 1994 (85 muertos), y la bomba en el complejo de las Fuerzas Aéreas estadounidenses de Khobar Towers (Arabia Saudí) en 1996, que causó 19 muertos.

Mugniyeh fue un pionero de los atentados suicidas cometidos por hombres-bomba, una perversa y nueva tendencia terrorista, que, desde entonces, ha ido en aumento hasta alcanzar proporciones industriales en Irak, Siria, Afganistán y Pakistán. Mugniyeh no sólo fue un innovador; también fue un proselitista: se supone que instruyó a Osama ben Laden y a Al Qaeda, así como a milicias chiíes de Irak que atacaban a tropas estadounidenses.

Mugniyeh era todo lo perverso que puede ser un hombre, por eso el fin de su reinado de terror, en 2008, fue motivo de celebración: lo mató un coche bomba en Damasco. Su fin resultó adecuado, ya que el coche bomba era su arma preferida, aunque el atentado que lo mató fue de una precisión de la que carecían por completo sus burdos ataques (no murió ningún civil).

Se ha especulado durante mucho tiempo con que el Mossad estuviera tras la ejecución del líder terrorista, pero ahora el Washington Post ha informado de que también la CIA estuvo implicada. Fue la agencia estadounidense la que desarrolló, probó e instaló la bomba (oculta en la rueda de repuesto de un automóvil) que mató a Mugniyeh. Y un equipo de la agencia vigiló sobre el terreno todos sus movimientos.

El único fallo de la operación, según el Post, fue que el equipo CIA-Mossad podría haber matado no sólo a Mugniyeh, sino también a Qasem Suleimani –otro cerebro terrorista, jefe la Fuerza Quds iraní– mientras ambos paseaban juntos. Pero, en un exceso de legalismo, la agencia de inteligencia estadounidense se negó a apretar el gatillo porque no había orden presidencial de matar al iraní (sí la había para Mugniyeh). Así que Suleimani ha seguido libre para poder planear y cometer numerosas atrocidades en Siria, entre otros países.

Pese a ello, la operación fue un gran éxito. Hizo justicia a las víctimas de Mugniyeh y asestó un duro revés a la red terrorista iraní. Un ejemplo de acción eficaz que debería tenerse presente en la actualidad, cuando –como defiende Michel Doran en Mosaic– el presidente Obama está poniendo en práctica una estrategia secreta para cortejar a Irán. En vez de intentar atraérselo, Estados Unidos debería tratar de detener su aumento de poder en Oriente Medio.

Debería estar librando una guerra encubierta contra los agentes iraníes, del mismo modo en que éstos la libran contra nosotros y nuestros aliados. La Operación Mugniyeh es tan sólo un ejemplo de cómo debería ser una contraofensiva de ese tipo. Estados Unidos también tuvo bastante éxito en Irak entre 2007 y 2008, cuando descubrió y eliminó una red iraní. Es una vergüenza que esta política de contención se haya abandonado por lo que Doran describe como el equivocado empeño de Obama “en incentivar y aumentar el potencial de Irán como potencia regional y como amigo y socio de Estados Unidos”.

http://elmed.io/imad-mughniyeh-y-la-guerra-encubierta-de-iran/

 
Comentarios

La eliminacion de terroristas como el tal Mugniyeh, núnca deberiá quedar restringida o supeditada a «legalismo» alguno, si de lo que se trata en verdad, es de contrarestar o en su caso anular, los efectos devastadores provocados por sus tómas de decision, algo que los servicios secretos de EE UU e Israel deberian tener claro, mas allá incluso de las órdenes recibidas …
La «politica» llevada a cabo por el actual presidente estaounidense, péca en tal sentido de pasividad, en identica medida que adolece de firmeza en el criterio y decision en la accion, lo cual sucita un peligroso precedente y un vacio de autoridad en el ámbito internacional, del todo contraproducente para sus intereses, y por extension para los del llamado «mundo libre» del que forman parte los paises occidentales, incluido Israel …
Tomar conciencia del envite que somos llamados a enfrentar de manera solidaria y activa, pása en primer lugar por reconocer la importancia del mismo, tener la voluntad politica de combatirlo, y la ámplitud de miras de anteponerlo a intereses puntuales de caracter particular … ejercer en definitiva de Estadistas, y no solo de gestores
algo que requiere enormes dósis de lucidez y valor, virtudes que sospecho no abundan precisamente, entre los actuales dirigentes internacionales …

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