Cada vez que me pasa, recuerdo la frase de James Carville en la exitosa campaña de Bill Clinton que lo llevó a la presidencia. "¡Es la economía, estúpido!", dijo el estratega de Clinton para señalar dónde estaba el centro del debate, y poner así en evidencia los artificios dialécticos del opositor Bush, que camuflaban la raíz del problema. Más allá de las circunstancias en las que se pronunció, la contundente frase de Carville se ha convertido en un clásico para retratar a todos aquellos que, incapaces ...