Una de las obras de teatro judío más famosas es “El dibuk” de Sh. Ansky, palabra que en el folclore de nuestro pueblo nos remite a un espíritu maligno (que no es otra cosa que el alma en pena de un muerto), capaz de “poseer” a otras criaturas. El término proviene de la raíz hebrea DeBeK, que engloba significados que van desde el pegamento a la adhesión, pasando por el contagio. Y, si algo va a dejar su impronta en ...