Es un proceso persistente, minucioso y, hasta el momento, exitoso. Desde que Recep Tayyip Erdogan llegó al poder, Turquía ha mutado en dos sentidos convergentes: ha ido destruyendo el legado de Mustafa Kemal Atatürk y ha ido soltando lastre democrático. Si Atatürk fue un político culto, avanzado y con una misión modernizadora ejemplar, Erdogan es retrógrado, fanático y tiene como objetivo la reislamización de la vida, la sociedad y la política turcas. Son la cara y la cruz de Turquía: Atatürk ...