Fue Boecio quien escribió que ´´el instante que pasa hace al tiempo, el que se queda concierne a lo eterno". En ese quedarse, permanecer, el filósofo veía lo que merece nuestro recuerdo y siempre parece igual a sí mismo, pues no lo afecta la herrumbe de las horas ni la dilución constante de los minutos que gotean al irse como un agua irreversible. En hebreo eso que es, se supone, eterno, lleva el precioso nombre de netzaj ( xacen = ...