Cuando era muy joven, una chica que limpiaba en casa, al enterarse de que éramos judíos, un día juntó valor y se atrevió a preguntarle a mi madre si era cierto que enterrábamos a nuestros muertos en posición vertical. Me imagino que la mayor de sus incógnitas sería cómo hacíamos para que el cadáver no se desmoronase y se mantuviera vertical: también a mí me asombraba lo que la gente podría fantasear en torno a nuestra condición. Muchos años después, ...