Con Egipto sumido en la violencia étnica e interreligiosa, la guerra civil siria avanzando lentamente en su tercer año y el secretario de Estado norteamericano limitándose a prometer una acción “increíblemente pequeña” por parte de la única superpotencia mundial, resulta difícil atisbar algún rayo de esperanza. Pero es posible que haya uno: puede que por fin hayamos asistido a la desaparición de uno de los mitos centrales y más asentados de nuestro tiempo: la idea de que el conflicto palestino-israelí es la clave ...