Alberto Mazor Que las revoluciones pierdan su halo romántico es sólo cuestión de días. Los ciudadanos se lanzan a las calles porque están hartos de todo, porque reclaman un cambio, porque no soportan el alza de precios, el paro, la corrupción, la falta de libertades y los problemas de la vida cotidiana. Ocupan las plazas y desafían al poder sin un programa concreto, pero también sin importarles la represión que puedan sufrir. Es el todo o nada, es un grito desesperado ...