La primera cosa que ha pasado desde que hubo el terrorífico pogromo de Hamás el 7 de octubre es que ha provocado aquello que quería conseguir: una guerra. Y como toda guerra, cruel y terrible. Hamás —y su aliado estratégico, Irán— sabían perfectamente que, después de enviar a 3.000 terroristas a poblaciones israelíes, masacrar familias enteras, violar mujeres y también chicos de la manera más atroz, trocear cuerpos, torturar personas de todas las condiciones, degollar bebés y secuestrar a más de ...