silencio desesperante. Cada paso generaba un crujido leve. En el piso, una alfombra casi perfecta de pequeños fragmentos de vidrios rotos. En el medio, algún abrigo olvidado, alguna gorra que se había caído en una huida desesperada. La noche anterior, la del 9 de noviembre no fue una noche como cualquier otra. Pasaría a la historia como La Noche de los Cristales Rotos . Las hordas nazis habían destruido todo a su paso. Persecución, daño y muerte. Esa noche no fue ...