Por supuesto, están los neonazis de brazo en alto. Hay también nostálgicos de hegemonía religiosa o meros iletrados orgullosos de su estulticia. Pero luego están los otros. Los sofisticados. Si el odio burdo contra los judíos se desmonta en un abrir y cerrar de ojos, el que se edifica sobre argumentos de apariencia distinguida y realidades tergiversadas resulta un desafío mayor a la hora de hacerle frente. El antisemita sofisticado no se suele bañar en el lodazal del antisemita espontáneo. Contrariamente al crispado grito visceral, ...