Bien por la liberación del joven soldado Guilad Shalit. Mal por el dudoso ejemplo que representa pactar el fin del secuestro de un hombre joven que solo ha cometido el "delito" de servir a su país en el ejército, a cambio de mil convictos de delitos, algunos de sangre. Y conste que no es fácil tomar semejante decisión, seamos justos. No obstante, cualquier análisis sobre el final del secuestro conduce al pesimismo por cuanto los delincuentes palestinos liberados y sus seguidores ...