"Llega un momento", decía Martin Luther King Jr., "en el que uno debe adoptar una posición que no es ni segura, ni política ni popular, pero debe adoptarla porque su conciencia le dice que es correcta". En otras palabras: el imperativo moral tiene más peso que la seguridad personal, la corrección política y la comodidad psicológica que procura identificarse con la multitud. En tiempos de violencia y sufrimiento, siempre son unos pocos –bendecidos con un valor innato o forjados en una extenuante lucha interna– ...
Merece la pena luchar por la libertad
Muchos occidentales han olvidado que la libertad de expresión y la libertad personal -lejos de amenazantes "microagresiones" que merecen ser sancionadas- son las válvulas de seguridad más seguras para mediar en las animosidades inherentes a cualquier sociedad antes de que se desate la violencia.