Fue un golpe inesperado y doloroso. El ataque del 7 de octubre pasado fue directo al plexo. Falta el aire. Ponerse de pie. Asirse de algo para no perder el equilibrio. Hacer un esfuerzo de inspiración para que el aire vuelva al cuerpo. Luego mirar alrededor. Rodearse de abrazos. Llorar juntos. Tomarse las manos para emerger y caminar. El tsunami asesino nos revela vulnerables, frágiles e impotentes. La irrupción del odio antijudío nos sobrecoge, nos sorprende, nos indigna y abre ...